Más de 25.000 llamadas recibió el año pasado la fundación ANAR (Ayuda
a Niños y Adolescentes en Riesgo) para pedir información o denunciar
algún caso, un 75% más que en 2014. Tras las averiguaciones pertinentes,
la entidad intervino en 573 casos de acoso infantil consumado. Las
demandas de información se dispararon después de que en octubre se
conociera que un niño se había arrojado por la ventana para no ir al
colegio y dejar así de sufrir acoso. Las noticias de este tipo han hecho
que aumente la sensibilización social, pero ello no ha llevado a
articular planes eficaces de prevención general.
El análisis de los casos permite concluir que el mayor riesgo de
acoso se concentra entre los 11 y los 15 años, y que la mayoría de las
víctimas son niñas y niños con alguna particularidad. Tener dificultad
para relacionarse, un carácter retraído o sufrir alguna minusvalía son
los perfiles sobre los que hay que extremar la vigilancia. El 70,6% de
las víctimas sufre acoso cada día y en el 44% de los casos este se
prolonga durante más de un año, lo que da idea del sufrimiento que
soportan. Y lo que es más alarmante: el 30,7% no lo explica, bien por
temor a las consecuencias, bien por vergüenza. Este es el grupo de mayor
riesgo; la falta de ayuda puede llevar a situaciones y daños
irreversibles.
Afrontar este grave problema exige una mayor implicación de las
familias y de la comunidad educativa. Todos deben estar atentos a los
cambios súbitos de ánimo y a los síntomas de depresión y angustia que
identifican una situación de acoso. Pero también los padres de los
agresores tienen una gran responsabilidad. El acoso no es una cosa de críos:
es un comportamiento lesivo y cruel que contribuye a consolidar una
personalidad intolerante, refractaria a las diferencias y profundamente
asocial. Y hay todavía demasiados centros que minimizan el problema o lo
ignoran. Cuando un colegio dice no tener acoso sin haber aplicado un
programa de prevención, lo más probable es que simplemente no lo haya
detectado. O no quiera verlo. Por el contrario, hay que tomar como un
indicador de calidad docente el hecho de haberse planteado el problema y
tomado medidas para afrontarlo.
Pero no podemos esperar a que una mayor sensibilización movilice a la
comunidad escolar. Es preciso un marco normativo que asegure
instrumentos de prevención en todos los centros.
También nos gustaría dejaros un vídeo que se titula " Todos cotra el acoso escolar"
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