Fuente:
Inee Blog.
El siguiente texto, resumen del artículo escrito por dos
autores de reconocida reputación para la Revista Española de Pedagogía, ofrece una visión
del asunto fundamentada en datos estadísticos.
En los últimos años el sistema educativo español ha
experimentado la introducción masiva del ordenador e Internet en las aulas.
Para el curso 2012/2013, las cifras del MECD (2014) indicaban que el 70,7% de
los centros no universitarios tenían conexión a Internet superior a 2Mb y un
80,3% contaba con conexión wifi. Además, y en cuanto a la distribución por tipo
de ordenador, se observaba una participación muy similar entre los ordenadores
de mesa (54,1%) y los portátiles (44,3%). Las tabletas, si bien mostraban un
porcentaje residual en la media (1,6%), eran relevantes en Aragón (21%) a
partir, básicamente, del Programa Pizarra Digital. Asimismo, un elemento que
podría incidir directamente en el conocimiento de las nuevas tecnologías por
parte de los alumnos es la posibilidad real que tienen los mismos de contar con
un ordenador para su uso individual en la escuela. Las fuentes antes citadas
del MECD indicaban que existía una media, a nivel español, de 3,1 alumnos por
ordenador destinado a tareas de enseñanza y aprendizaje. En este sentido, no
debemos obviar las grandes diferencias existentes entre Comunidades Autónomas,
que van del 1,7 del País Vasco al 5,9 de la Comunidad de Madrid y la Región de
Murcia.
En este contexto, el objetivo del trabajo es conocer la
incidencia de estas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en la
adquisición de determinadas competencias teniendo en cuenta la titularidad del
centro (público o privado). Para ello se emplea una base de datos novedosa que
incorpora información desglosada sobre la tenencia y el consumo de TIC
elaborada a partir de una evaluación por ordenador de PISA-2012.
Los resultados obtenidos corroboran la existencia de
efectos diferenciales según sea la variable TIC analizada. En primer lugar,
aquellos alumnos más familiarizados con las tecnologías, que muestran un mayor
dominio y disfrute de las mismas, obtienen mejores resultados. En segundo
lugar, existe un efecto positivo (especialmente para el aprendizaje de las
matemáticas) de la disponibilidad de recursos TIC tanto en la escuela como en
el hogar. En tercer lugar, el tiempo y frecuencia de uso se relaciona
negativamente con la adquisición de competencias, de modo que parece que un uso
excesivo de tales herramientas restaría tiempo para el estudio y realización de
los deberes y minoraría los resultados obtenidos por el alumnado. Asimismo,
puede existir causalidad inversa: un mayor uso de TIC en el aprendizaje se debe
a una mayor dificultad para comprender lo que se está aprendiendo. Finalmente,
en cuanto a la tipología de centro (público o privado), no se constatan efectos
diferenciados significativos al comparar el impacto de las TIC en los
resultados de las evaluaciones de matemáticas y comprensión lectora.
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